Capítulo 14


    Los niños esperaban al maestro en aquella pequeña aula que Gonzalo había habilitado para poder ejercer su profesión. Algunos jugaban y correteaban por la clase, aprovechando la ausencia de su profesor. Sin embargo, Alonso se encontraba sentado en el pequeño escalón de la entrada, cabizbajo y con la mirada perdida. Murillo que venía con Catalina y conocía muy bien a su joven amigo, esperó a que su madre se marchase para preguntarle lo que le pasaba.
-Alonso, estás raro-¿te has peleado con tu padre?- dijo el pequeño niño de pelo ensortijado sentándose a su lado y reconociendo el enfado de su amigo.
- Mi padre tiene novia Murillo- respondió con el ceño fruncido y el rostro enrojecido.
-¿Y no es tu tía?- dijo su amigo asombrado.
- No…..es una desconocida, yo nunca la había visto. El niño no entendía de donde había salido esa desconocida. Había surgido de la nada.
-¿Y es guapa?- preguntó Murillo con curiosidad.
-¿Y eso que importa?- Alonso levantó la voz claramente indignado por aquella pregunta.- mi tía Margarita es mucho más guapa…
    Sin ser conscientes de ello, los niños estaban siendo espiados por Nuño, el hijo de la marquesa, que tenía una gran rivalidad con el hijo del maestro. Por esa razón, disfrutaba con todo aquello que hiciera sufrir a Alonso. Había heredado la lengua sibilina de su madre y su “don” para ahondar en la llaga de aquellos a los que despreciaba. Era por lo general un chico sin escrúpulos que aprovechaba cualquier oportunidad para vanagloriarse de su noble alcurnia.
    Cuando Nuño consideró que había oído suficiente, hizo acto de presencia delante de los niños.
-¿Qué pronto ha olvidado tu padre a tu mamá, no Alonso?- exclamó arrastrando cada palabra de forma claramente audible para toda la clase.- Y tu tía será muy guapa- continuó diciendo- pero no la quiere nadie.
    Alonso se levantó e intentó abalanzarse sobre Nuño, pero Murillo y algunos niños más, que conocían el carácter impulsivo de Alonso le detuvieron.
- Atrévete a repetirlo imbécil- gritó Alonso desencajado por la furia.
- ¿No te ha contado que el médico ya no se va a casar con ella?- Nuño se crecía al ver el efecto que producían en Alonso sus palabras, y eso le hacía sentir poderoso.- La dejó plantada por otra...una noble de su nivel.
   La noticia de que su tía ya no contraería matrimonio con Juan, le habría alegrado en otra circunstancia. Pero saber que ahora que ella estaba sola, su padre tenía novia le hacía sentirse aún más dolido de lo que ya estaba.
    Satur llegó de forma precipitada a la clase, para darles la noticia de que el maestro no podría asistir, y se encontró con un corrillo de niños rodeando a Alonso y a Nuño. Tanto unos como otros, intentaron disimular. Las peleas de niños no eran para los adultos, ya no eran tan pequeños como para necesitar el apoyo de los mayores cuando reñían entre ellos. Le pareció percibir que algo raro había pasado, sobre todo porque los niños no habían actuado como habría cabido esperar.
- Pero bueno… ¿no echáis a correr? ¡Que tenéis el día libre almas de cántaro!
    Satur se rascó la cabeza, como hacía siempre que algo no terminaba de encajarle, pero no le dio importancia y se fue de nuevo a casa, donde Gonzalo le esperaba. Tenían que recabar información sobre el ajusticiamiento de Blake y trazar un plan.
- Parece que tu padre no pierde el tiempo ¿No Alonso?...- De nuevo picó al niño sin ningún tipo de escrúpulos.- Ahora debe estar retozando con ella en la cama de tu madre.

Alonso se revolvió y esta vez sí alcanzó a Nuño, propinándole un puñetazo en el rostro.
- Nuño, quiso devolvérselo, pero el resto de los niños protegieron a Alonso formando una piña a su alrededor.
- Te arrepentirás de esto plebeyo….- miró al hijo del maestro con intenso odio
y se marchó.

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