El águila y
Satur estaban ocultos en uno de los tejados de la plaza. El sol del atardecer
comenzaba a ocultarse y el cielo se tornaba ya de un tono anaranjado. En
la plaza comenzaba a haber movimiento. La tarima que se utilizaba para
dar pena de muerte a los presos estaba siendo preparada con el poste y la
leña. El suplicio del reo sería agonizante, pues habían decidido utilizar leña
verde para quemarlo a fuego lento.
- Amo por
favor, explíqueme de nuevo lo que debo hacer porque con perdón…yo no termino de
entenderlo- Satur estaba muy nervioso, pues de entre todas las torturas y
penas capitales, la que peor llevaba era la de ser quemado. Los alaridos de
los condenados se le metían a uno en la sesera y ahí se quedaban durante días
para atormentarte hasta agotar tus peores pesadillas.
- Te ocultarás
entre la gente y a mi señal lanzarás las bombas de humo explicó Gonzalo por
tercera vez.
- Pero amo…,
lo que no termino de entender es cómo voy a tirar seis bombas de humo en
lugares distintos y a la vez.- Satur lo miraba entre incrédulo y asustado. Por
lo general no solía tener un gran papel en las misiones, y cuando ayudaba
lo hacía como podría decirse de casualidad. Ahora tenía una
responsabilidad
para la que no se sentía preparado y eso le producía un gran pánico.
- Satur-
murmuró Gonzalo mientras apretaba el hombro de su escudero intentando
transmitirle seguridad y confianza.- sólo tienes que correr. Lo harás bien.- Se quitó el
embozo y le sonrió.- Sé que no me fallarás.
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